Entrevista a Mabel Cañada de la Ecoaldea de
Lakabe
"Si el Gobierno quisiera echarnos, pelearíamos"
"Una
ecoaldea es un asentamiento humano, concebido a escala humana, que incluye
todos los aspectos importantes para la vida, integrándolos respetuosamente en
el entorno natural, que apoya formas saludables de desarrollo y que pueda persistir
indefinidamente". La definición es de Robert Gilman, uno de los
principales impulsores de las ecoaldeas a nivel internacional.
Lakabe, en
el municipo de Arce, está considerada como la decana de las ecoaldeas -fue
creada en 1980- y supone por su combatividad y longevidad, una suerte de
eslabón perdido entre las comunas ligadas al hippismo o los movimientos
contraculturales de los años 60 y las actuales comunidades.
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“Una ecoaldea es un asentamiento humano, concebido a escala humana, que incluye todos los aspectos importantes para la vida, integrándolos respetuosamente en el entorno natural, que apoya formas saludables de desarrollo y que puede persistir indefinidamente". |
Mabel Cañada
es una de las pioneras, pertenece a esta ecoaldea desde su comienzos, cuando un
grupo de personas ocupó el pueblo, propiedad del Gobierno de Navarra, para
rehabilitarlo. "Estaba totalmente abandonado. Nuestra filosofía era que
los pueblos se estaban muriendo y queríamos darles vida", explica sobre su
decisión. El balance tras estos 29 años es positivo. "Hay varias ventajas
en esto de vivir en un pueblo, entre ellas, se pueden desarrollar cualidades de
largo alcance y estar muy impregnado por la vivencia directa con la tierra. A
mí personalmente me parece que permanezco más cerca de la realidad, de lo que
es este planeta, de la humanidad...".
Mabel nació
en Bilbao hace 56 años. "No es una ciudad tan grande como Madrid o
Barcelona, pero todas ellas son espacios en los que la ausencia de la
naturaleza crea un handicap , un vacío que no se llena aunque se vaya al monte
los fines de semana. Lo que me ha dado el campo, el ritmo de la tierra, lo he
podido trasladar a mi forma de estar en este planeta y me facilita la
comprensión de lo que como humanidad estamos llamados a realizar".
“Para muchos de nosotros el primer contacto con la tierra y la Naturaleza fue un enamoramiento. Por un lado puede ser muy duro, pero por otro, LA TIERRA ES TREMENDAMENTE GENEROSA en todo” |
Además de
residir en un pueblo, ella eligió vivir de una forma no convencional, en
comunidad, con una estructura colectiva de toma de decisiones. "Vivir así
llena otra parte de la persona: la de las relaciones sociales. A mí me da una
dimensión del ser humano y de cómo podemos transformarnos para ser una
humanidad realmente humana. Eso es lo que estamos experimentando aquí".
Los sistemas
de toma de decisión en Lakabe, donde sólo hay un teléfono y los vecinos
desayunan y comen juntos, son horizontales. La comunidad, compuesta en la
actualidad por 30 miembros, trata en una asamblea semanal las grandes
cuestiones: el uso de energías renovables, la sustentabilidad alimentaria y
económica, el reciclaje y el uso de materiales de construcción ecológicos.
“Lo más eficaz a nivel económico es que CUANTO MENOS GASTO TIENES, MEJOR TE VA. Se intenta vivir con lo que hay” |
"Cada
vez que tenemos un problema se expone directamente en la asamblea. No hay
cargos electivos, hay áreas en las que algunas personas se implican más que
otras, por ejemplo, unas dedican más tiempo a los animales y otras, a la huerta
comunitaria o la panadería. Hay muchos niveles, pero la responsabilidad de lo
que creamos y gestionamos aquí a diario sigue perteneciendo a todos".
Mabel
reconoce que es una forma de vida exigente. "Supone una transformación,
pasar de ser una persona de hábitat urbano, con sus comodidades, a tomar
decisiones como disfrutar de menos calor por no talar más árboles o tener menos
alimentos por no matar más animales. Cuanta más conciencia ecológica tienes más
rebajas tus necesidades y te responsabilizas del planeta", explica.
Lakabe es todo un referente de neoruralismo, okupación rural, ecoaldeas, vida en comunidad, vida ecológica... ya que tal vez es la comunidad alternativa más antigua de la Península. Atesora más de 30 años de experiencia |
Pero para
cumplir este ideal resulta necesaria una capacitación específica .
"Aprender a cultivar la tierra, a hacer casas, a tratar con los animales.
Nosotros, que hemos rehabilitado 12 casas, lo hemos aprendido aquí, porque a
comienzos de los 80 había poca información. Lo hicimos a tientas, ahora los
interesados pueden preparase de otra manera gracias a que hay muchas personas
trabajando y viviendo en el medio natural", apunta.
Resulta
difícil calcular cuántas personas han optado por dar la espalda a la sociedad
convencional, pero atendiendo a los participantes en las reuniones de ecoaldeas
y a las páginas webs se puede hablar de unas 2.000 en todo el país, aunque la
crisis ha elevado el número de consultas sobre este tipo de comunidades. El
grupo de Lakabe ha venido flutuando entre los 12 y los 45 integrantes. "No
todos descubren que este es su sueño, algunos se quedan en el camino porque
para ellos las condiciones resultan demasiado duras o no quieren vivir en grupo
de una forma tan comprometida, pero, aun así, son experiencias que van
alumbrando otras utopías".
En estos
años Mabel ha llegado a compartir casa con 15 personas. "He tenido cuatro
hijos, uno de ellos se ha quedado aquí, y he seguido compartiendo vivienda con
otras parejas que también tenían hijos. También he cambiado varias veces de
casa, porque no siempre he necesitado una grande. Me he movido", resume
tras casi una treintena de años en Lakabe.
Pese que los
vecinos de la ecoaldea no son propietarios de sus casas, no temen un desalojo.
"Ni somos propietarios ni tenemos necesidad de serlo. A nivel práctico, el
Gobierno de Navarra nunca nos ha impedido estar aquí, nos ha ignorado, y a un
nivel más profundo, la tierra pertenece a las personas que viven en ella.
Además, seguras hay pocas cosas en esta vida. Yo he visto desalojar por culpa
del pantano de Itoiz a vecinos que eran propietarios de sus tierras y
casas", explica. "Si el Gobierno se planteara ahora echarnos,
pelearíamos".
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Lakabe nació en los años 80 cuando unas personas lo encontraron por casualidad buscando cabras perdidas y decidieron okuparlo y rehabilitarlo. |
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